¿Cómo aprender la lección sobre los juegos de azar?
Hace muchísimos años que fui por última vez a una feria y no tengo buenos recuerdos. A pesar de odiar las alturas, me dejé convencer de subir a la ruleta de la fortuna. La experiencia fue horrorosa, bajé casi desmayada de ahí, pero esto no fue lo peor. Ese día perdí todo el dinero que traía. Paradójicamente, gracias a ello, aprendí la lección que me ahorraría un montón de dinero en el futuro. Déjame explicarte.
Recuerdo que en la entrada había unas personas ofreciendo diferentes formas de ganar dinero rápido, con grandes premios en dinero y en artículos. Nosotros, jóvenes e inexpertos, caímos redonditos en la trampa. Era un día de diversión, así que queríamos probar suerte. Tenía mil pesos conmigo y, para empezar, aposté 100. Un minuto después, había ganado 200. Pagué un segundo tiro, pero esta vez costaba 200, con un premio de 400. Tiré la bolita y, ¡pum!, el premio era mío. Nunca había ganado dinero tan fácil y rápido. Mi emoción era tal que decidí pagar una vez más. Un tiro por 300, con un premio de 600. Pero esta vez no gané nada.
Quería recuperarme, así que seguí apostando y, seguidamente, perdiendo. Estaba muy enojada, pero con muchas esperanzas de recuperar mi dinero. Si gané al inicio, hay muchas posibilidades de que vuelva a pasar. Busqué en mi bolsa, pero ya no tenía dinero. Miré a mi amiga de lado y le dije: «Préstame mil pesos». Para no hacerles el cuento largo, jamás recuperé mi dinero. Me retiré con 200 pesos en la bolsa y una deuda de mil pesos. Fue mi peor día. Me sentía muy avergonzada por haber caído en la trampa, pero la lección se quedó tan presente que nunca, jamás, he vuelto a participar en juegos de azar.
El problema de seguir jugando
El problema es que cuando ganamos algo de dinero, es fácil seguir jugando. Confiamos en que la suerte nos sonríe, pero cuando perdemos no lo aceptamos. Nos aferramos a lo que es nuestro, no queremos dejarlo ir. Jugamos para recuperarlo y terminamos perdiendo todavía más. Es cómo funcionan los casinos: o pierdes de un golpe, o te dejan ganar una o dos veces para después, si sigues jugando, sacar todo lo que tienes en el bolsillo y hasta más, si te endeudas.
Como yo, en mi tiempo de secundaria, escuché a un compañero diciendo cómo había ganado 4500 dólares en menos de un año apostando en subastas deportivas. Esta cantidad estremece la imaginación de un joven. Y ni siquiera necesitaba salir de la casa para ganarlo. Sin esperar tanto, abrí una cuenta en una de las páginas deportivas, con unas grandes ganas de multiplicar lo poco que había ahorrado hasta entonces. Para mi sorpresa, todo parecía muy sencillo. Sólo necesitaba elegir qué equipo ganaría el siguiente partido de fútbol o qué jugador de tenis creía que sería el mejor.
Además, al lado de cada jugador encontré la información sobre los partidos pasados, quién ganó, si estos equipos se han enfrentado en el pasado y todos los demás datos.
Empecé con poco y logré ganar mis primeros dólares. Esto me animó a apostar en varias subastas a la vez, para aumentar mis posibilidades de enriquecerme rápidamente. Recuerdo que una vez aposté en una combinación de ocho partidos. Gané siete y ya estaba imaginando en qué iba a gastar los casi mil dólares. Pero cuando el último me falló, me quedé con nada. Después, perdí el resto del dinero que había depositado. Y ni hablar de las largas horas que dediqué para analizar las subastas.
Aún con todo esto, quería recuperar mi dinero y deposité más. Pero afortunadamente escuché a alguien comparando las subastas deportivas con jugar en el casino. Me hizo reflexionar porque conocía historias de personas adictas a la ruleta y no quería terminar como ellas. Igual que Letizia, he aprendido la lección. Después de esta experiencia, nunca más volví a gastar dinero en los juegos de azar.
Las consecuencias de los juegos de azar
Si lo económico no es una razón suficiente para alejarse de los juegos de azar, hay miles de casos que muestran que puedes perder algo más valioso que el dinero: tu salud, tu tiempo o incluso tu familia y demás relaciones. Curiosamente, abajo del vídeo sobre los cuatro hábitos que te mantienen pobre, docenas de personas comentaron cómo su adicción a los juegos no les permite prosperar. Para nosotros, hay suficientes razones para mantenernos alejados de este tipo de inversiones.
Si tienes alguna adicción fuerte o eres un ludópata, busca ayuda profesional. Si hay una lección que deberías llevarte de este vídeo, que sea esta: si alguien o algo te ofrece grandes ganancias, mucho más grandes y rápidas de lo que normalmente puedes esperar, piénsalo dos veces. Puedes ganar o puedes perder. Por lo tanto, nunca pero nunca dejes tu dinero a la suerte. Si lo decides, que sea solo el dinero que estás dispuesto a perder y que no afectará tu situación financiera. Y a los casinos, míralos de lejos. Se ven mucho más bonitos desde afuera.
Saludos, amigos, y hasta un próximo vídeo.