Cómo administrar tu dinero de forma efectiva
Ernesto llegó al trabajo muy preocupado. Una vez más tenía que pedir un adelanto de salario porque su sueldo como recepcionista no le alcanzaba para cubrir todos sus gastos. Mientras pensaba cómo iba a solicitarlo, vio llegar a su compañera Julia. Ella compartía recepción con él y tenía el mismo salario, pero Ernesto nunca la había escuchado quejarse por el dinero. Ese día, Ernesto tomó valor y le preguntó a Julia cómo podía vivir sin deudas e incluso tomar dos semanas de vacaciones todos los años, si ambos tenían un bajo salario.
Julia le respondió que todos los meses, apenas cobraba, identificaba sus gastos habituales como la renta, los servicios y la comida y los organizaba dentro de la regla 50/30/20: 50% de sus ingresos para los gastos habituales o básicos, el 30% para los gastos personales y el 20% para el ahorro.
Ernesto ya estaba por abrir la boca, para preguntar por ese porcentaje de ahorro, pero entonces Julia le aclaró que al principio no fue fácil ahorrar el 20% de su ingreso, empezó con un 5% y poco a poco, a la vez que ajustaba sus gastos no esenciales, fue aumentando su porcentaje de ahorro hasta lograr la meta del 20%. De esta manera, Julia lograba mantener el equilibrio entre los gastos y los ahorros y nunca dependía de las tarjetas de crédito.
Hábito N°1: Planifica tus gastos a principio de mes y reduce al máximo todos aquellos que no sean esenciales.
A Ernesto le encantó la idea de no depender de nadie para llegar a fin de mes, así que al mes siguiente intentó identificar sus gastos para aplicar esta regla. Se dio cuenta entonces de que, a diferencia de su compañera, él destina más de la mitad de su salario en gastos personales. Por ejemplo, había cambiado su celular por un modelo más nuevo dos veces en el último año. Cuando le contó esto a Julia, ella le explicó que para mantener los gastos no habituales a raya siempre usaba la técnica de las tres preguntas:
- ¿Necesito esto ahora mismo?
- ¿Estaré bien si no lo compro?
- ¿Tendré suficiente dinero después de comprar esto?
Así, Ernesto se dio cuenta de que no había sido necesario cambiar su celular, que comprarlo le causó más problemas que soluciones y, sobre todo, que después el dinero no le alcanzaba.
Hábito N°2: Cuestiona todos tus gastos habituales y piensa si podrías reducirlos de alguna manera.
Cansado de hacer tantas cuentas, Ernesto empezó a tener hambre, así que salió a comprar comida para almorzar. El hotel donde trabaja está en una zona exclusiva, así que las opciones siempre son bastante caras. Solo en el almuerzo gastó 10 dólares por un sándwich y una bebida. Cuando llegó al comedor, vio que José, el responsable de limpieza, estaba comiendo de un tupper: había llevado la comida desde su casa, de hecho olía y se veía muy rica. Ernesto le dijo a José que él había gastado 10 dólares en un sándwich que no era para nada apetecible comparado con lo que veía en su tupper.
Él, sorprendido, le dijo que para preparar su comida en casa solo había gastado 5 dólares. Y no solo eso, sino que además el recipiente en el que llevaba la comida era reutilizable, con lo cual de paso ayudaba a cuidar el medio ambiente al no tener que botar a la basura cada día recipientes desechables. De esta manera, José gastaba 5 dólares menos por día en comida que su compañero, y ahorraba aún más dinero al no empacar su comida en recipientes desechables.
Hábito N°3: Vive acorde a tus posibilidades y no a tus deseos.
Ernesto, que había aprendido mucho de su charla con Julia, ahora estaba muy atento y se dio cuenta cómo él también podía empezar a ahorrar mucho si empezaba a incorporar estos buenos hábitos.
Una tarde llegó un cliente del hotel a la recepción. Cuando Ernesto lo recibió y miró la base de datos, se dio cuenta de que había llegado dos días antes. Le preguntó al cliente qué le había pasado, y este le contestó que había tenido que adelantar su vuelo por una urgencia, así que pagaría dos noches más. Ernesto se sorprendió cuando el cliente le dio el dinero en efectivo y no una tarjeta de crédito para pagar a cuotas. No entendía cómo podía sobrarle dinero para semejante gasto imprevisto. El cliente le contó que cuando era pequeño su familia había tenido una vida muy dura y muchas veces el dinero no les alcanzaba.
Su madre siempre guardaba dos paquetes de arroz de más en una alacena. Así, si alguna vez su familia no conseguía suficiente dinero, tenían dos bolsas de arroz para alimentarse. El cliente aprendió de esta experiencia y por eso siempre contaba con lo que él llamaba un fondo de emergencias. Así, siempre podía superar una crisis temporal o incluso una pérdida del trabajo, y mantener las cosas en marcha durante unos meses hasta que la situación se estabilizara, sin caer en deudas.
Hábito N°4: Ten siempre un fondo de emergencias para los gastos inesperados.
Ernesto empezó a poner en práctica todo lo que aprendió. Dejó de comprar algunas cosas que le gustaban, pero que no necesitaba, empezó a preparar su comida en casa, a administrar su dinero para no gastar más de lo que gana, lo que le permitió empezar a hacer sus primeros ahorros con el propósito de crear su fondo de emergencias. Ahora no solo no tiene que pedir más adelantos ni dinero prestado, sino que está organizando sus próximas vacaciones. Eso sí, sin generar deudas.
Ahora coméntanos si incorporas algunos de estos hábitos para tener una economía saludable. Y si tienes otros, compártelos con nosotros. Hasta el próximo video.