Por qué el consumismo no nos hace felices y qué podemos hacer en su lugar
En nuestra sociedad actual, las empresas de moda y tecnología nos llevan constantemente a reemplazar nuestras pertenencias antiguas por las últimas novedades. Revistas y programas de televisión nos muestran a personas sonrientes con cuerpos esculturales, presentando productos que supuestamente nos harán más felices si los adquirimos. Sin embargo, ¿realmente el consumismo nos lleva a la felicidad? En este artículo exploraremos dos razones por las cuales el consumismo no nos hace felices y qué alternativas existen.
La adaptación hedónica
A menudo, esperamos con ilusión ese momento en el que finalmente compraremos un auto nuevo, ropa de marca o nos mudaremos a una casa más grande. Estamos convencidos de que desde ese momento en adelante seremos personas felices. Sin embargo, una vez adquirimos algo nuevo, la emoción y la felicidad son efímeras. Nos adaptamos rápidamente a lo que poseemos y lo consideramos como algo normal. Deseamos algo más y ese sentimiento de felicidad se desvanece. En resumen, nuestra felicidad no depende de las cosas que poseemos, ya que siempre habrá algo mejor que aún no tenemos.
El consumismo no nos hace felices porque la adaptación hedónica es parte de nuestra naturaleza humana. Cuanto más tenemos, más deseamos, y nunca estamos satisfechos.
El remordimiento
Imaginemos a Miguel, a quien le encanta la música y decide comprar altavoces grandes junto con un equipo de sonido. Está emocionado por su compra y aún más por haber conseguido un descuento. Sin embargo, siente que le falta algo para que el sonido sea perfecto, así que decide endeudarse para comprar uno de los mejores altavoces bajos recomendados en Internet. Después de los primeros días de entusiasmo, se da cuenta de que ahora no tiene dinero para disfrutar de otras actividades que le gustan. Además, se da cuenta de que no utiliza mucho su nuevo altavoz.
Las emociones disminuyen rápidamente y queda con el remordimiento de haber gastado dinero en algo innecesario. La segunda razón por la cual el consumismo no nos hace felices es que nos deja con la sensación de haber malgastado nuestro dinero.
Más razones para evitar el consumismo excesivo
El consumismo desmedido nos acerca a problemas financieros. Miguel no es el único que se ha endeudado por comprar algo impulsivamente. Miles o millones de personas hacen lo mismo, sin darse cuenta de que caen en graves problemas no solo económicos, sino también en términos de estrés, discusiones familiares e incluso la muerte. ¿Vale la pena experimentar ese sentimiento de alegría momentáneo a costa de pasar meses o años pagando las consecuencias?
La alternativa: El minimalismo
Ante estas desventajas del consumismo, surge el minimalismo como una opción más saludable y satisfactoria. El minimalismo nos propone comprar menos pero de mayor calidad. Nos invita a valorar y disfrutar de cosas que son más importantes que las materiales.
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