Descubre los hábitos que te ayudarán a alcanzar el éxito financiero: La clave de los millonarios

17 hábitos para salir de la pobreza y alcanzar la riqueza

Todos sabemos que ser pobre o rico puede ser cuestión de suerte en algunas ocasiones. Por ejemplo, quienes nacen en una familia rica pueden disfrutar de grandes lujos desde el inicio de sus vidas, mientras que aquellos nacidos en familias pobres presentan carencias desde una temprana edad. Sin embargo, esto no es motivo suficiente para creer que estamos condenados a pasar dificultades económicas y que no se pueden tomar acciones para cambiar nuestra situación financiera.

Nacer pobre no implica vivir siempre de esa forma, existen muchos casos comprobados de personas que a pesar de nacer en familias pobres, lograron crear una gran fortuna a partir de sus esfuerzos y sacrificios.

Dicho esto, en este artículo te presentaré los 17 hábitos que tendrás que aplicar desde hoy mismo para que puedas encaminar tus sueños de riqueza hacia una realidad. Posiblemente, el hábito número 10 sea el más difícil de aplicar, pero una vez lo domines, tendrás más oportunidades de mejorar tu situación financiera. Sigue leyendo para que descubras de qué se trata.

Hábito número 1: Eliminar el estilo de vida poco saludable

De primeras, podría parecer que no tiene nada que ver la salud con el dinero, pero la realidad es que sí tiene una alta relevancia. No solo porque si nos enfermamos y necesitamos medicamentos o tratamientos, necesitaremos dinero, sino porque un estado físico y mental saludable aumenta las probabilidades de obtener riquezas. Las personas con dinero entienden que el crecimiento económico se produce cuando estamos en óptimas condiciones físicas y mentales, por lo tanto, prestan gran atención al cuidado del cuerpo con buenos hábitos alimenticios y con ejercicio constante.

Las frituras y la comida rápida se reducen a mínimas cantidades y se aumenta la ingesta de frutas y verduras. Así mismo, buscan alternativas para tener un desarrollo mental saludable. Para ello, se aconseja crear espacios de descanso y esparcimiento, donde se disminuyen los abundantes pensamientos intrusivos y se permite el desarrollo de ideas frescas. Cuando no estamos bien de salud, nuestra energía es baja, todo nos cuesta, incluso nuestros pensamientos se nublan, y eso afecta la forma en la que generamos, administramos y gastamos nuestro dinero. Si no estamos al 100% de nuestras capacidades, ganaremos menos dinero del que somos capaces de generar. Como bien mencionó el famoso inversor Jim Rohn: «Cuida tu cuerpo, es el único lugar donde tienes que vivir». Por lo tanto, comienza por mejorar este hábito para que se establezcan las bases firmes de tu transformación financiera.

Hábito número 2: Eliminar la mentalidad de corto plazo

Las personas exitosas establecen objetivos a largo plazo y son conscientes de que estos objetivos son simplemente el resultado de hábitos del día a día que deben realizarse de forma constante. Como afirmó esto: «Solo vives una vez, pero si lo haces bien, una vez es suficiente». No solo es necesario tener objetivos que estén relacionados con el dinero, también necesitamos tener claros nuestro propósito de vida y objetivos generales. En realidad, estos objetivos son incluso más importantes que los otros, porque son los que nos van a dar la motivación que necesitamos y los que nos van a guiar cuando no sepamos qué decisiones tomar.

Si solo tenemos sueños pequeños, no vamos a llegar muy lejos. Si el sueño de nuestra vida es llegar a fin de mes, tal vez lo logremos, pero podemos hacer mucho más que eso, y al soñar tan pequeño, estamos limitando nuestro crecimiento. Por eso, la filosofía de vida de los ricos es exactamente la opuesta: sueñan en grande y no piensan que la vida es solamente el hoy, también existe un mañana que necesita de nuestro esfuerzo y dedicación.

Hábito número 3: Acostumbrarse a hacer más de lo indispensable

«Tu pequeñez no le sirve al mundo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas no se sientan inseguras a tu alrededor. Todos estamos destinados a brillar, como hacen los niños. No es solo para algunos de nosotros, es algo que está en cada uno, y mientras dejamos que nuestra luz brille, inconscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo», según las palabras de la célebre escritora Marianne Williamson. A medida que nos liberamos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a otros. La gente nos paga por el valor que aportamos.

Si no tenemos ninguna habilidad en particular y solo podemos hacer lo que la mayoría de la gente puede hacer, al haber mucha oferta y poca demanda, los precios son menores, es decir, que cobraremos el sueldo mínimo. A medida que incorporamos experiencia, conocimientos y habilidades nuevas, somos capaces de aportar más valor y eso hace que también aumenten nuestros ingresos. Por eso, no mejorar nuestras habilidades es un hábito que nos mantiene pobres.

Hábito número 4: Desechar las excusas

Las personas exitosas saben que son responsables de su vida, sin importar su punto de partida, sus debilidades y sus fracasos pasados. Comprender que eres responsable de lo que sucede en tu vida es aterrador y emocionante, y cuando lo haces, esa es la única forma en la que puedes tener éxito. James Allen, uno de los personajes incluidos en el libro «Aprendiendo de los mejores», dice: «Las excusas son absurdas, te quitan la energía hoy y continúas con los problemas mañana». Quejarte y buscar culpables puede hacerte sentir mejor al tener a alguien a quien descargarle responsabilidades, pero tu vida no mejora.

La excusa constante es la enfermedad del fracaso. Solo desde la autoresponsabilidad puedes cambiar y mejorar tu vida. No basta solo con tener objetivos, también debemos planear cómo conseguirlos. Si evitamos la ejecución del plan, realmente no tenemos objetivos, sino solamente sueños. Uno de nuestros mayores problemas es que solemos vivir el día a día sin dedicar mucho tiempo a planear las acciones para alcanzar los objetivos, y eso hace que al final nunca nos ocupemos de las cosas más grandes, que muchas veces son las que más importan. Claramente, el primer paso suele ser el más difícil, especialmente para las personas que quieren cambiar su vida. Sin embargo, lo mejor es tomar acción inmediatamente en vez de seguir soñando con el futuro o continuar una planificación ambiciosa que solo pretende entrar en movimiento cuando se presente el momento perfecto. El reconocido inversionista Warren Buffett ya lo dijo alguna vez: «Llega un momento en el que debes empezar a hacer lo que realmente quieres. Busca un trabajo que te guste y saltarás de la cama cada mañana con fuerza. No te pongas más excusas, decide hoy mismo tomar acción, cree en ti y ve en busca de todos tus sueños y propósitos».

Hábito número 5: Dejar de creer que tus conocimientos son suficientes

Las personas con una mentalidad fija creen que su inteligencia o talento son simplemente rasgos fijos y que el talento por sí solo crea éxito sin esfuerzo alguno. Pero están equivocadas. La gente exitosa invierte una inmensa cantidad de tiempo diariamente para desarrollar una mentalidad de crecimiento, adquirir nuevos conocimientos, aprender nuevas habilidades y cambiar su percepción para que pueda beneficiar sus vidas. Tu vida es el resultado de tu desarrollo personal, tu nivel de éxito solo puede crecer hasta el nivel al que crezcas tú. Por tanto, no hay mejor inversión que la que se hace en uno mismo.

Recuerda que el problema nunca es el tamaño del problema, el problema eres tú. Si un problema te parece grande, es que tú eres pequeño, y es por eso que aún te quedan conocimientos, habilidades y experiencia por adquirir. Cuando mayor es tu desarrollo personal, mayores retos, oportunidades y posibilidades aparecen en tu vida. El éxito ama la preparación, el éxito no es casual y el fracaso tampoco. Lo que hicimos hasta ahora es lo que nos ha llevado a los resultados que vemos a nuestro alrededor. Hacemos lo que sabemos hacer y lo que creemos que es mejor, pero si lo que obtenemos no es lo que queremos conseguir, debemos cambiar y hacer algo diferente, y para eso necesitamos aprender cosas nuevas. Todos sabemos que en la vida hay diferentes formas de obtener conocimiento. Algunos toman la vía académica mediante la universidad, otros prefieren ser autodidactas para obtener conocimientos y los demás aprenden por medio de la experiencia. Sin embargo, a medida que vamos creciendo, es muy común que lleguemos a una zona de confort donde pensamos que lo que sabemos es suficiente y terminamos descuidando nuestro patrimonio intelectual. En consecuencia, es importante que salgas de esa comodidad y comiences a generar nuevas fuentes de conocimiento, puesto que estas se encargan de facilitar nuevas formas de obtener dinero. Entre menos sabes, menos ganas. Por ende, sé práctico, trata de optimizar las formas de conocimiento que hay en tu entorno y establece con ello una ruta de aprendizaje que te permita ser más inteligente y experimentado cada día. El hábito de la lectura siempre va a estar bien referenciado por las personas adineradas. La clave de esta acción radica en el descubrimiento de más información, es decir, multiplicar los saberes que se tienen todos los días. Por tanto, la lectura se utiliza como un medio de ayuda para la adquisición de más conocimiento, el cual puede ponerse en disposición de mayores oportunidades. Actualmente, las personas que tienen múltiples ocupaciones han desarrollado alternativas para enriquecer su mente. Cuando no pueden leer, por ejemplo, reproducen podcasts mientras trabajan o escuchan audiolibros cuando van de camino al trabajo. Lo importante aquí es que siempre estés deseoso de obtener más conocimiento, a largo plazo esto facilitará la multiplicación de tus riquezas.

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Hábito número 6: Tener disciplina en cada momento

La gente no consigue resultados porque prefiere hacerlo cómodo a lo necesario. Siempre existen tentaciones para no hacer lo que tiene que ser hecho. Quienes las vencen logran avanzar, quienes se dejan vencer por ellas se estancan. Lo contrario de la pereza es la disciplina, que no es otra cosa que hacer lo que se tiene que hacer aunque no apetezca. Cuando miramos a una persona exitosa que tiene mucho dinero, pensamos que su vida es súper fácil, que no tiene problemas y que nada le cuesta. Como la mayoría de nuestros problemas están relacionados con el dinero, la lógica nos dice que si alguien tiene mucho dinero, entonces no tiene problemas.

Pero no es así. Todos somos humanos y tenemos dificultades, nuestros días buenos y nuestros días malos, días en los que estamos súper motivados y otros en los que no queremos salir de la cama. Esto no quiere decir que dormir o descansar sea malo, por el contrario, es algo completamente necesario para tu cuerpo. Pero como todo en exceso es malo, si descansas más de lo requerido, estarás cayendo en uno de los más grandes hábitos de pobreza: la pereza. Por eso, debes organizar tu vida de tal forma que sepas dormir las horas necesarias. Si te cuesta trabajo madrugar, deberías saber cómo levantarte temprano para vencer la pereza y convertirlo en un mejor hábito. Las personas exitosas prefieren madrugar para que les dure más su día y cumplir con sus obligaciones con puntualidad. Lo que diferencia a las personas que tienen éxito de las que no es que las primeras tienen autodisciplina y actúan a pesar de no tener ganas, de no estar motivadas, de tener otros problemas. Las segundas solo lo hacen cuando todas las condiciones son favorables. Por ese motivo, debes imprimir confianza en ti, tienes que creer en que tus sueños valen la pena, el esfuerzo de todos los días. Hallarse cómodo está sumamente sobrevalorado. Puede que el hecho de estar cómodo te haga sentir arropado, atontado y seguro, pero no te permite crecer. Para crecer como persona, tienes que expandir tu zona de comodidad. La única ocasión en la que realmente puedes crecer es cuando te hayas fuera de tu zona de comodidad. Como afirmó Eckhart Tolle: «Si quieres ser rico y próspero, mejor que te fuese resultando cada vez más cómodo el hecho de estar incómodo. Prueba conscientemente a introducirte en tu zona de incomodidad y hacer lo que te asusta. Eleva tu mirada y ve a las estrellas. Si piensas que puedes llegar lejos, es probable que lo consigas. No te conformes, sé un ganador que trabaja por sus objetivos y piensa en grande».

Hábito número 7: Abandonar la necesidad de controlar todo

Nada será perfecto, no importa cuándo lo intentes. La necesidad de que todo esté como queremos a menudo nos impide emprender una acción y poner en marcha nuestros más grandes proyectos. Pero si sigues pensando de esa manera, te perderás muchas oportunidades esperando a que las cosas estén bien en todo momento. Querer que las situaciones se ajusten a nuestra medida nos lleva a desaprovechar las nuevas oportunidades. Por ese motivo, otro hábito de pobreza es no tener flexibilidad. La vida no es cuadriculada, las cosas cambian, las personas cambian, las reglas del juego cambian, y si no nos adaptamos a esos cambios, no podremos crecer.

Si quieres crecer personal y profesionalmente, tendrás que asumir riesgos. Una persona que no arriesga por su futuro estará condenada a permanecer igual por mucho tiempo. Por tal motivo, querer tener el control de todas las situaciones es otro de los hábitos de pobreza que debes eliminar. Para progresar, tienes que incomodarte y enfrentar las cosas a las que les tienes miedo. Si lo haces, vas a ser capaz de superar obstáculos y crecerás como persona. Tu zona de confort es aquel punto en el que tú sientes que tienes el control. Todo lo que pasa a tu alrededor te es familiar, lo percibes como seguro y no te causa estrés. En otras palabras, estás muy cómodo en esta zona. El problema de mantenerse siempre dentro de tu zona de control es que no experimentas cosas nuevas, no tienes la oportunidad de desarrollar nuevas habilidades y conocimientos, o de crecer personal y profesionalmente. No te voy a mentir, sin tomar unos pocos riesgos controlados no vas a poder hacer nada, no te animarás a empezar tu propio negocio, no te atreverás a empezar a invertir o no querrás conocer cómo mejorar tu economía personal. En otras palabras, irán pasando los años y seguirás en el mismo punto, es decir, no serás capaz de acumular riqueza rápidamente y, consecuentemente, lo tendrás muy difícil para alcanzar la libertad financiera. Tienes que salir de tu zona de control, pasar a la acción y enfrentarte a nuevos desafíos. No importa si al principio empiezas despacio, lo que sí es importante es que cada día intentes ir un poco más lejos y crezcas como persona. El reconocido profesor Randy Pausch afirmó: «Esto no se trata de las cartas que recibes, sino de cómo juegas la mano».

Hábito número 8: Enfocar la atención en objetivos específicos

Albert Einstein afirmó: «Nunca llegarás a tu destino si te detienes y le arrojas piedras a cada perro que ladra». Por eso, las personas exitosas eligen una cosa y luego la convierten en su misión, no importa lo que sea. Una idea de negocio, una conversación o un ejercicio, estar plenamente presente y comprometido con una tarea es indispensable. En el libro «El hombre más rico de Babilonia», nos habla de los objetivos bien definidos. Si aprendes a fijarte un pequeño deseo bien definido, ello te llevará a fijarte otro más grande.

Así es como se construyen las fortunas, se empieza con cantidades pequeñas y luego se pasa a cantidades más importantes. Si los objetivos son demasiado numerosos, demasiado confusos o están por encima de las capacidades del hombre que quiere llevarlos a cabo, harán que su objetivo no se cumpla. Es natural que todos pensemos que podemos hacer muchas cosas al mismo tiempo. Hoy en día nos venden la idea de la productividad por todas partes, pero esto puede llegar a ser perjudicial si no logras concentrar tus esfuerzos en lo que verdaderamente importa o, por lo menos, si no logras establecer sentido lógico a cada actividad. Lo que las personas ricas hacen en estos casos es subdividir el gran plan en pequeños objetivos. Es decir, si queremos conseguir algo de aquí hasta el próximo año, vamos a identificar qué acciones podemos realizar cada mes, a partir de hoy, para lograrlo. Dicho de otra forma, el plan grande pasará a hacer planes pequeños para cada mes. De esta forma, la mente no tendrá que preocuparse por la totalidad del plan, sino por una pequeña fracción del mismo. Por ejemplo, si hoy estableces la meta de bajar de peso, no pienses en todos los kilos que debes perder al cumplir el año del proyecto. Lo que harás será establecer una meta a corto plazo para cada mes, en donde el cuerpo pueda movilizarse en favor de ese pequeño propósito. Y una vez se cumpla, se avanzará de la misma manera con cada pequeño objetivo hasta que finalmente se alcance la meta establecida. Es decir, si a partir de hoy te propones bajar 12 kilos en un año, lo que le dirás a tu mente es que en este mes necesitas reducir solamente un kilo. Pasado este tiempo, volverás a trazarte una tarea de un solo kilo para el mes siguiente, y así sucesivamente. Con objetivos específicos para cada mes, será más fácil cumplir con el plan grande que tienes para todo el año.

Hábito número 9: Reflexionar acerca de las personas tóxicas

El ser humano es un ser social, necesitamos sentirnos parte de un grupo y ser aceptados por ese grupo. Por eso, nos adaptamos fácilmente a nuestro entorno. Si solo nos rodeamos de gente que tiene hábitos de pobre, inconscientemente vamos a adaptarnos a ese grupo y eso va a mantenernos pobres. No se trata de eliminar amigos y ponerlos en una lista negra, sino de agrandar el círculo social e incorporar otro tipo de gente con otras realidades, hábitos y filosofías de vida. Según los expertos sobre finanzas, el promedio de las cinco personas con las que pasas más tiempo es similar al tuyo.

Si pasas tiempo con los que están detrás de ti, tu promedio bajará y con ello tu éxito. Pero si pasas el tiempo con los que tienen más logros que tú, no importa cuán desafiante sea, serás más exitoso. He ahí la importancia de tener un mentor. «El que no oye consejo, no llega a viejo», reza el refrán. La capacidad de aprovechar las experiencias ajenas ofrecidas por una persona que expresa interés por nosotros representa una oportunidad que no tiene precio. Cualquier persona que capte nuestra atención puede ofrecer la sabiduría que necesitamos en un momento determinado. Trata de mirar en tu entorno quiénes son las personas que ya han logrado cosas que tú deseas alcanzar y aprende lo que más puedas de ellas. Si en tu comunidad no encuentras a nadie que te pueda ayudar en el crecimiento personal y profesional, usa tus redes sociales para ingresar a grupos de personas con gustos similares. De seguro vas a encontrar muy buenas recomendaciones que te pueden orientar en el crecimiento personal y financiero.

Hábito número 10: Rechazar la necesidad de agradar a los demás

Según lo expuesto por la famosa empresaria Oprah Winfrey: «La única manera de evitar molestar a la gente es no hacer nada importante». Siempre habrá quienes se identifiquen contigo y quienes no lo harán. Esto es totalmente natural y por ello no hay necesidad de justificar tu manera de ser o de pensar. Lo único que puedes hacer es permanecer auténtico, mejorar y proporcionar valor todos los días y saber que el creciente número de opositores significa que estás haciendo cosas importantes. La gente con mentalidad ganadora es capaz de contemplar ángulos diferentes a los de la mayoría.

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Si haces lo que todo el mundo hace, terminarás consiguiendo lo que todo el mundo consigue. Las oportunidades están allí donde otros no son capaces de verlas, porque sí las viesen, ya no serían oportunidades. La gente con mentalidad ganadora tiene visión de futuro, va un paso por delante del resto. Por eso, a menudo son incomprendidos y les tachan de locos o poco comunes. Escuchar es válido, pero a las personas adecuadas y siempre siendo reflexivos, sin creer todo al pie de la letra. Además, no tomes como referencia económica a tus vecinos. Gran parte de la población mundial toma como referencia las condiciones económicas de las personas que los rodean. Esto lo hacen con la intención de establecer un parámetro que les permita medir si cuentan con una buena calidad de vida. Por desgracia, muchos problemas financieros surgen porque la gente siempre quiere estar al mismo nivel que sus vecinos, lo cual representa un gran problema porque muchas personas tienen la tendencia de aparentar lo que no son y lo que no tienen. Esta situación ocasional un nivel de gasto y endeudamiento en toda la comunidad, por querer equiparar el falso progreso económico que les rodea.

Hábito número 11: Renunciar a la dependencia de las redes sociales y de la televisión

En nuestra sociedad existe una creencia errónea que induce a las personas a comprar televisores y celulares de forma constante. Esto se hace con el falso imaginario de prosperidad y riqueza. No obstante, la realidad de las personas adineradas se distancian mucho de este concepto, puesto que el rico no quiere que se le relacione con sujetos pasivos que pasan horas y horas al frente de una pantalla. La navegación compulsiva en la web y la televisión son enfermedades de la sociedad actual. Estos dos nunca deben ser un escape de tu vida o tus metas, a menos que tus objetivos dependan de cualquiera de los dos.

Debes minimizar o incluso eliminar tu dependencia de ellos y dirigir ese tiempo hacia cosas que puedan enriquecer tu vida. Si vas a utilizar estos medios de forma constante, implementa una estrategia que te genere dinero de ello. Por ejemplo, si te encanta ver películas o series, crea un canal de YouTube con resúmenes de las mismas. O si te encanta navegar en Instagram y en TikTok, aprende cómo se crea una marca personal y potencia tu presencia en internet para tu beneficio económico. No puedes dejar que las redes sociales te absorban y te hagan caer en la adicción de solo ver memes y videos de gente bailando. No está bien que pases gran parte de tu tiempo libre deslizando tu dedo en Instagram, TikTok o Facebook, porque estarás alimentando tus hábitos de pobreza. Si eres inteligente, usarás las redes sociales para crear tu marca personal, promocionar tu negocio o hacer dinero de cualquier otra forma.

Hábito número 12: Dejar de consumir información tóxica

Destinar parte de nuestro tiempo libre a ver cosas que no nos aportan nada, noticias fatalistas que solo sirven para meternos miedo o escuchar cómo discuten otras personas sobre temas polémicos no solo es una pérdida de tiempo, sino que afecta nuestra manera de ver el mundo. Si solo estamos viendo noticias, empezaremos a ver todo negro, no porque las noticias buenas no existan, sino porque no venden tanto como las malas. Si creemos que lo único que hay en el mundo es pobreza e injusticia, es muy difícil que pensemos que podemos salir de la misma y menos de forma honesta.

Recuerda siempre que lo que pensamos afecta directamente a lo que hacemos y es lo que finalmente cambia nuestra realidad. Las personas ricas evitan en gran medida la presencia de los noticieros tradicionales en su día a día, puesto que las informaciones malintencionadas consumen tiempo valioso que podríamos invertir para nuestro progreso. Es por eso que los noticieros amarillistas y los programas sin fundamentos son enemigos del crecimiento personal y limitan el desarrollo cognitivo. Lo que sí es recomendable es mirar los informativos financieros. Estar al tanto de las noticias del panorama económico actual es un hábito importante para mejorar las finanzas personales. Es esencial estar informado sobre las tendencias del mercado para poder tomar decisiones financieras con suficiente conocimiento de causa, lo cual ayuda a reducir las pérdidas y permite maximizar las oportunidades de inversión.

Hábito número 13: Abandonar el papel de víctima

Una dificultad que presentan algunas personas pobres es que les falta confianza en sí mismos. A pesar de estar llenos de talentos y habilidades, carecen de la confianza suficiente para sacar el máximo provecho de cualquier situación. Cuando esperamos que sea el otro el que haga algo, tomamos un rol pasivo, vamos sentados en el asiento del acompañante y alguien más lleva el volante. El problema es que el que está al volante es quien decide a dónde ir. Si queremos mejorar nuestra situación, tenemos que tomar el mando, y eso implica tomar decisiones. Decisiones que muchas veces intentamos evitar por miedo a las consecuencias.

Hacerse la víctima es un mecanismo de defensa que tenemos los humanos cuando nosotros somos la víctima, la culpa es del otro. Eso hace que evitemos asumir nuestra responsabilidad y consigamos la atención y compasión de los otros. La compasión de los otros nos puede ayudar en un momento puntual, pero no nos va a sacar de pobres. Muchas personas no se consideran buenas o lo suficientemente preparadas para llevar a cabo una acción. La mayoría espera el momento ideal para empezar e incluso algunos llegan a requerir el permiso y la aprobación constante de los demás. Reduciendo en gran medida las oportunidades de éxito y progreso. Según los reportes de entidades especializadas, siete de cada diez personas sufren el síndrome del impostor. El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que hace que aquellas personas que lo padecen sientan que nunca se encuentran a la altura de las circunstancias o que sean incapaces de aceptar que merecen lo que han obtenido como fruto de su trabajo. Este síndrome se puede relacionar a un miedo encubierto por creer que no se está a la altura, pese a destacar en un ámbito en particular. Un ejemplo muy claro es el de un estudiante que ha trabajado duro, pero cree que no ha rendido lo suficiente o que no conseguirá buenas notas, aunque sea altamente cualificado. La falta de confianza y el constante victimismo hacen que las personas fracasen en sus proyectos. El reconocido conferencista Earl Nightingale se refirió a esto de la siguiente manera: «La gente rica trabaja mucho y cree que es perfectamente apropiado ser bien recompensada por sus esfuerzos y por el valor que aporta a los demás. La gente pobre trabaja mucho, pero debido a sus sentimientos de falta de mérito, cree que no es apropiado que sea bien recompensada por sus esfuerzos y el valor que aporta».

Hábito número 14: Ser más tolerante con el fracaso

Errar es humano, sin embargo, existe un rechazo generalizado por el fracaso en la sociedad. Cuanto menos fracasas y más perfecto eres, más éxito tienes. En muchos trabajos también es así, pero en la vida real, los fracasos existen, y si los aceptamos, podemos aprender mucho de ellos. En cambio, si vivimos intentando evitar el fracaso, no avanzaremos mucho y si cuando fracasamos, nos damos por vencidos y tiramos la toalla, nos quedaremos estancados. El fracaso es parte del camino, si algo no funciona, lo evaluamos, lo corregimos y lo volvemos a intentar.

Y si sigue sin funcionar, siempre podemos probar otro camino que nos lleve al mismo destino. Recuerda que la felicidad no proviene de vivir una vida con poco entusiasmo, preguntándose siempre qué podría haber sido, la felicidad viene como consecuencia de hallarnos en nuestro estado natural de crecimiento y vivir de acuerdo con nuestro máximo potencial. Si piensas constantemente en la derrota, es probable que el éxito no sea tu aliado. Enfócate en crear un estilo de acción centrado en el progreso y evita hundirte por los tropiezos. La mayoría de ellos son momentáneos y siempre pueden revertirse. Aprende de los errores, valora el conocimiento que brindan las derrotas y ve en busca de nuevas experiencias cada día. Cabe mencionar que a la mayoría de personas nos afecta más pensar en las cosas que no hacemos que en las que hacemos y nos salen mal. Por ese motivo, no hay que esperar a ser un producto terminado hoy. Nuestra grandeza se constituirá a partir de la decisión de empezar de nuevo pese a las derrotas sufridas en momentos pasados. El ahora requiere de un nuevo esfuerzo, el cual, gracias a las experiencias adquiridas, estará más fortalecido y eso aumentará las posibilidades de éxito en nuestros planes y proyectos.

Hábito número 15: Aprender a delegar funciones

Para ser exitoso, necesitamos de otros. Es indispensable que al momento de crear una empresa seamos conscientes de la importancia de constituir un buen equipo de trabajo. Si la empresa solo te tiene a ti para cumplir con las funciones, significa que no eres un emprendedor, sino un autoempleado. Además, tendrás que estar al 100% para cumplir con todas las obligaciones y eso impedirá que tengas tiempo para descansar. Además, no contarás con la posibilidad de hacer crecer tu negocio porque serás el encargado de las pequeñas funciones. Aquí es donde los ricos destacan sobre la mayoría porque ellos invierten con gran dedicación en los buenos socios y empleados, al igual que en la idea del negocio. El rico sabe que él puede hacer muchas cosas, pero delega funciones para poder hacer otras de mayor repercusión. Cuando hay gente talentosa a tu alrededor, puedes separarte de las funciones más pesadas y de los pendientes pequeños. Eso te hará ganar mucho más espacio de maniobra para que el negocio crezca y no se limite a resultados mínimos. Si eres la cabeza de cualquier empresa, tu mente debe estar enfocada en la creación de nuevas ideas para el progreso y es por ese motivo que no debes saturarte con la realización de todas las funciones solo por creer que nadie más las puede llevar a cabo o, en un peor caso, por no querer invertir dinero en ello. Así pues, si quieres crecer económic

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