Los 10 consejos de Carlos Davis para obtener la paz y la libertad financiera
Si lo hubiera sabido antes es uno de los libros que trata de mejor manera el mundo de las finanzas personales por medio de una explicación amena sobre cómo funciona el dinero. El inversor colombiano Carlos Davis nos permite disfrutar de grandes enseñanzas, las cuales podemos aplicar desde hoy mismo para nuestro crecimiento financiero. Por ese motivo, en esta ocasión te voy a presentar sus 10 consejos para obtener la paz y la libertad financiera, siendo posiblemente el consejo número 10 el más beneficiosa para tu crecimiento económico. Escucha con atención para que te enteres de qué se trata.
Consejo número 1: Reconoce que te faltan cosas por aprender
Uno de los valores más importantes para la transformación financiera es la humildad. Tener humildad implica reconocer que no sabes todo. Esto significa que hay un camino largo por recorrer, entendiendo que aún existe información de utilidad que desconoces y que muchas de las creencias que tienes acerca del dinero deben ser rebatidas e incluso desechadas por completo.
Puedes haber aprendido mucho a lo largo de tu vida, puedes tener mucha experiencia con el manejo del dinero, pero siempre conviene saber que nunca se sobreactualizan los conocimientos, sobre todo cuando entendemos que muchas personas viven toda su vida engañadas pensando que lo que aprendieron cuando jóvenes era la verdad absoluta. Para sorpresa de muchos, gran parte de la información que recibieron cuando pequeños era incompleta o inexacta, lo cual se traduce en un problema para sus finanzas, especialmente si se carece de la humildad necesaria para reconocerlas como un error, error que sí o sí amerita de correcciones para poder revertir los problemas que se estén causando. Según las palabras del autor, cualquier persona puede transformar su vida financiera si tiene la disposición de aprender y la determinación de hacer los cambios necesarios. Por lo tanto, sé una persona valiente, no tengas miedo de reconocer que aún te falta por aprender, en esta vida nadie se la sabe todas y entre más rápido lo entiendas, más rápido podrás revertir los malos resultados financieros que tanto trabajo han implicado a tu vida.
Consejo número 2: Comprende que el éxito no es una cuestión de suerte
La mayoría de las personas creen que el éxito financiero se hereda o resulta de un golpe de suerte, sin embargo, estos no son los motivos reales del éxito. El éxito se hace presente y se extiende a lo largo del tiempo para todos aquellos que conocen las reglas del juego, las cuales están disponibles para todos sin importar herencias familiares o boletos de lotería. Puedes ganar todo el dinero del mundo, pero si tus conocimientos sobre la preservación adecuada de las riquezas es nulo, en poco tiempo la pobreza será tu compañera.
Según la experiencia que narra Carlos Davis, su mamá siempre le decía que él era un genio para ganar dinero y un bruto para mantenerlo. Esto quiere decir que cuando existe una ausencia de las claves de la preservación y de la protección oportuna del dinero, no importan cuántas fortunas heredes, cuántos billetes de lotería te salgan ganadores o cuántos salarios estratosféricos logres en tu vida profesional, si no te preocupas por aprender los principios de una buena administración, de nada servirá tener mucho, porque pronto todo eso se esfumará. En consecuencia, aprende a valorar las actitudes positivas hacia el dinero, como lo son la austeridad a la hora de gastar, el ahorro para la preservación y la inversión para su crecimiento. En estos tres enfoques converge gran parte del éxito para cualquier persona, sin importar la cantidad que llegue a sus bolsillos cada mes.
Consejo número 3: No esperes que la vida te trate con pleitesía
Muchas personas tienen la costumbre de enojarse cuando se les dice la verdad en la cara, pero lo cierto es que la vida funciona así. Si te acostumbras a gestionar de mala manera los asuntos relacionados al dinero, no esperes que la vida te premie con un trato cordial. Es muy probable que al cometer errores, tengas que pagar las consecuencias de ello y las formas más comunes se dan mediante los agravios, los insultos e incluso las amenazas.
Por ejemplo, si te endeudas de manera irracional, rápidamente tendrás llamadas de los acreedores para cobrarte, los bancos te harán reportes en las centrales de riesgo y tus allegados o conocidos pueden llegar a tener un trato de corteza hacia ti. Todos ellos te tratarán de mala manera, hasta poder recuperar lo que te han prestado. El dinero funciona en la sociedad porque hay confianza en que cada uno hará un buen manejo de este. Si tú no respondes a este compromiso social, las demás personas perderán la paciencia contigo y por eso no puedes esperar que te traten con pleitesía. Puede que no nos guste eso, pero así funcionan las cosas. Incluso el mismo Carlos Davis fue testigo en el libro de que uno de sus amigos tuvo que hablarle de mala manera porque él estaba cometiendo graves errores y no quería recapacitar. Según el texto, su amigo le dijo estas palabras: «Si repites las mismas tonterías una y otra vez, siempre te justificarás». Quizá no sean las palabras que esperas escuchar de alguien cercano, pero sí son las palabras que necesitas recibir cuando tu gestión del dinero es mala. Por lo tanto, es indispensable que entiendas que la vida no será fácil para quienes se acostumbran al derroche constante o a las deudas. Recuerda que muchas cosas se rigen con el principio de causa y efecto, a mayor responsabilidad y falta de control con el dinero, mayor será el nivel de estrés y dificultades. Asimismo, a mayor uso eficiente y cumplimiento oportuno de las responsabilidades, mejor será el trato que se reciba de los demás.
Consejo número 4: No sientas soledad con tus problemas
Por lo general, tenemos la tendencia a pensar que somos los únicos con problemas financieros. Creemos que los problemas del día a día son algo propio de nosotros y pensamos que la fortuna nos ha abandonado. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Hay personas en situaciones similares que quizá te ayuden a comprender que tener problemas en las finanzas no es algo saludable, pero tampoco algo atípico por lo que debas recriminarte más de lo necesario. Según la información suministrada en el texto, existen dos casos que son reiterativos y que ayudan a ejemplificar este concepto.
Primero, solo uno de cada tres norteamericanos tiene más de $1000 dólares de ahorro. Esto quiere decir que, en su mayoría, las personas están a la intemperie del mercado. La mayoría de la población de ese país, al igual que en muchos otros, tienen que responder a sus obligaciones de manera inmediata con sus salarios. Por lo tanto, en caso de perder el empleo, la mayoría de personas tendrán dificultades por no tener un respaldo económico. Segundo, la mayoría de los divorcios en Estados Unidos se producen por temas relacionados al dinero. Para ser exactos, cerca del 70% de los divorcios se produce por problemas financieros, lo cual nos indica que en cuestiones del amor, tener unas finanzas saludables es indispensable para cualquier pareja. Estos dos casos nos ayudan a entender que no estamos solos, realmente los problemas financieros son algo de la cotidianidad y es por eso que resulta ser una labor social que todos mejoremos nuestra relación con el dinero. Dicho de otra manera, esta situación apunta a una necesaria reestructuración de la información a nivel cultural. Nuestro sistema educativo no nos prepara para manejar correctamente el dinero y es por eso que el problema es de todos. Como nación y como sociedad, debemos priorizar la administración correcta del efectivo, brindando información clara y oportuna a los niños, jóvenes y adultos sobre el funcionamiento de este. Puesto que solo de esa manera podremos mitigar los diversos problemas que surgen del consumo excesivo y del endeudamiento innecesario.
Consejo número 5: No descuides tu desarrollo personal
Muchas personas, cuando llegan a su etapa como adultos, asumen ciertas responsabilidades que les acaparan por completo la atención. Por lo general, las personas entre los 30 y los 50 años deben hacerse responsables de varios miembros de la familia, sobre todo de aquellos que no sean autosuficientes o que ya no cuenten con las fuerzas necesarias para trabajar. Es decir, aparte de tener que responder por sí mismos, los adultos de mediana edad deben entregar su tiempo de vida para la protección y el cuidado de los hijos y de los abuelos.
Por lo tanto, el tiempo que se dispone para el desarrollo personal se reduce a mínimas cantidades, existiendo casos en donde el adulto encargado descuida por completo su bienestar personal por el simple hecho de no saber distribuir las cargas de manera saludable. Según lo explica Carlos Davis, cuando una persona se olvida por completo de su desarrollo como individuo, tiende a tener crisis existenciales en la mediana edad. De esta manera, lo explica en el texto: las crisis o los momentos difíciles en nuestra vida nos llevan a evaluar lo que tenemos, lo que hemos logrado, y hacernos preguntas tales como «¿Dónde está todo lo que he ganado? He trabajado mucho, ¿pero qué he logrado?». Cuando una persona se hace ese tipo de preguntas, significa que ha descuidado su crecimiento personal. Por lo tanto, lo más recomendable es entender que existe una necesidad humana de equiparar los tiempos de trabajo colectivo con el individual, asimilando la idea de que el cuidado de los pequeños y de los ancianos es tan importante como el cuidado propio. Hay que saber darnos el lugar que merecemos y no podemos olvidar que somos sujetos únicos con necesidades igualmente particulares. Si te olvidas de ti como individuo, tarde o temprano llegará el día en que llegues a casa con cansancio, cuestionando cada uno de los resultados obtenidos después de tanto esfuerzo. Cuando llegue ese momento, te verás tentado a renunciar. Y ese es el punto que debes evitar. No tienes por qué sentir que nada vale la pena y que nadie te agradece por lo que haces. Evita esa sensación con cariño hacia ti mismo y cuidando tu bienestar personal, como lo haces con los demás miembros de la familia.
Consejo número 6: Aprende a diferenciar entre libertad financiera y paz financiera
Según las líneas del texto, la libertad financiera se trata del ingreso pasivo que tienes sin tener que trabajar, cubriendo por completo tus gastos y los de tu familia, sin consumir el capital y conservando el patrimonio neto por muchos años, a pesar de las decisiones de consumo que establezcas en tu vida. En pocas palabras, se requiere de un análisis objetivo de ingresos y gastos para calcular la cantidad que necesitas para vivir de tus rentas, pensiones o recursos pasivos en los que no se requiera en absoluto de tu presencia o fuerza laboral.
Por otro lado, la paz financiera no tiene que ver con el dinero, sino con los pensamientos y expectativas que se tengan en la vida. Hay personas que pueden sentir paz financiera ganando un buen salario que les dé para cubrir sus necesidades y disponiendo de algunos dólares extras para hacer salidas el fin de semana con amigos o familiares. Sin embargo, pueden existir otras personas que, para tener paz financiera, requieran de grandes lujos, además de disponer con el dinero suficiente para hacer viajes a lugares exóticos. Esto quiere decir que la paz financiera es subjetiva, porque cada individuo determina qué es lo que desea para sentirse bien. Según el análisis del autor, para conseguir la paz financiera se necesita sentir gratitud por lo que se tiene, puesto que se puede ser pobre o de clase media y sentir paz, y se puede ser rico con grandes cantidades de dinero y aún así sentir angustia. Al final, cada uno decide cómo quiere vivir y qué sentimientos necesita abarcar para conseguir el bienestar en sus finanzas. Por eso, es indispensable entender que la libertad financiera se calcula porque parte de un análisis racional mediante números que brindan seguridad en la economía, mientras que la paz financiera se siente, atendiendo al nivel de aceptación que se tenga respecto al dinero.
Consejo número 7: Evita ser presa de la publicidad
Teniendo en cuenta que la paz financiera puede llegar a generar mejores emociones que la libertad económica, es pertinente apuntar al problema que atraviesa gran parte de la población mundial debido a la falta de control que tienen sobre sus emociones por influencia de la publicidad. Imagina a una persona trabajadora que gana un buen salario y que a fin de año puede permitirse comprar un automóvil de buenas prestaciones.
Esta persona se encuentra feliz por su futura adquisición, pero antes de ir a comprar su nuevo coche, se encuentra con un anuncio publicitario que le muestra a los futbolistas de élite viajando en un auto de mayor valor y con el que afirman sentirse como los más ganadores. Inmediatamente, esta persona va a pensar que su futuro coche no es tan bueno como pensaba, por lo que decidirá ir al banco para gestionar un préstamo con la intención de obtener el dinero que le hace falta. Como la publicidad le hace sentir que no es suficiente viajar con un coche sencillo, la persona estará dispuesta a arriesgar su tranquilidad con una deuda mala, la cual a su vez le consumirá su energía de vida y de trabajo por varios años. Así de fácil es como la mayoría de personas pierden la paz financiera, sucumbiendo sin mayor objeción ante los anuncios publicitarios. Recuerda que a la publicidad no le importa que te endeudes de manera irracional, a la publicidad lo único que le interesa es generar ventas constantes, sin importar los problemas que puedan causar en el proceso. Según el análisis de Carlos Davis, la publicidad tiene efectos tan devastadores porque nos programa para tener hábitos de consumidor en vez de hábitos de inversionista. El inversionista genera una ganancia para sí mismo, mientras que el consumidor genera una ganancia para el comercio. Además, es importante saber que los hábitos de consumidor pueden representar un problema tanto financiero como familiar, debido a que muchos de ellos pueden desencadenar fricciones con las parejas o con la familia en general. De esta manera, lo explica el autor: los hábitos de consumidor te llevan a la escasez y a la soledad. Lo peor es que parecen inofensivos y hasta buenos a corto plazo, pero no solo miran nuestra vida financiera, sino que además tienen un gran costo afectivo y de calidad de vida. Recordemos aquí la problemática que sucede en Estados Unidos: gran parte de los divorcios se producen por problemas financieros. Lo que falta en esa información es entender que muchos de esos problemas son causados por el gasto irracional. Es decir, por no tener un control adecuado de las emociones, se permite que la publicidad influya para hacer compras innecesarias, llegando al punto de suponer un grave problema para la convivencia en el hogar. Por eso, a partir de hoy, ten una consigna: el hecho de no ser presa fácil de los anuncios publicitarios, evitando que sus tentáculos te atrapen, tanto en los comercios físicos como en los electrónicos.
Consejo número 8: Conoce los principios de compra que utilizan los ricos
Usualmente, en el imaginario social se tiene pensado que todos los ricos son derrochadores compulsivos, llegando a malgastar el dinero que poseen en asuntos triviales o en lujos excéntricos. Esto se debe a las creencias infundadas por la televisión, la cual nos ha tratado de convencer por mucho tiempo que los ricos tienen un estilo de vida lleno de consumo insaciable. Programas de realities, de chismes y de farándula son los que normalmente tratan de infundir esta idea en los televidentes, sin considerar que la realidad se distancia de esta falsa proyección.
Sin duda alguna, existen casos de personas ricas que aprovechan el dinero para tener grandes eventos de fiestas y que, al mismo tiempo, usan sus riquezas para realizar compras extravagantes con tal de demostrar la inmensa fortuna de la que son poseedores. Sin embargo, este comportamiento no es tan típico de las familias ricas tradicionales y es más propenso a presentarse en las personas que antes eran pobres y que de la noche a la mañana consiguieron cantidades considerables. Los ricos que han logrado conservar sus fortunas por varias generaciones se destacan por implementar un pensamiento austero que haga frente a los gastos innecesarios o a los imprevistos. En pocas palabras, es una tradición de las familias ricas hacer un uso racional de la economía. Por lo que, en cualquier compra que realicen, implementan dos principios fundamentales: la calidad y el presupuesto. El rico que en verdad entiende el valor del dinero hace un uso prudente de este y no se deja deslumbrar por las marcas o por la popularidad de los productos. El rico normalmente compra lo que tenga buena calidad y esto lo hacen guiándose por un presupuesto, el cual determina cuándo es el tiempo ideal para hacer cualquier compra.
Consejo número 9: Reconoce cuando la intención no es suficiente
Cuántas veces hemos pensado que estamos sobrando de una buena manera, a pesar de los problemas que se estén presentando por nuestras decisiones. Cuántas veces decimos que lo que hacemos es por una buena causa y que, a pesar de los malos resultados, debemos seguir haciéndolo porque tiene un propósito admirable. Pues bien, teniendo en cuenta este panorama, Carlos Davis nos invita a reflexionar sobre esta forma de pensar, porque puede resultar contraproducente para nuestra estabilidad financiera.
Según sus palabras, tenemos una intención correcta, adecuada, buena, pero para alcanzarla llevamos a cabo una estrategia incorrecta que no nos permite conseguir lo que deseábamos y que nos acaba generando consecuencias. Esto quiere decir que, sin importar las ideas nobles que tengamos, si la estrategia para llevarlo a cabo es mala, la intención deja de ser suficiente. Por ejemplo, imagina que tienes una hija pequeña a la cual le quieres realizar una gran fiesta para su cumpleaños número 15. Sin embargo, por esas fechas te encuentras en aprietos financieros y solo te alcanza para cubrir los gastos del mes. Como tienes la intención de hacerle una gran fiesta para que sea feliz ese día, tú decides endeudarte de manera descomunal sin considerar los efectos adversos que surgirán después de la celebración. En teoría, la intención de hacerla feliz por un día es buena, pero la estrategia de endeudarse por mucho tiempo es mala, porque una vez pasada la fiesta surgirán otras necesidades que no podrás solventar. Piensa en lo mucho que quieres a tu hija y en cómo ella puede ser muy feliz por un solo día, pero piensa al mismo tiempo en los problemas financieros que harán que ella sufra por un periodo prolongado. Si las deudas que asumes por la fiesta no te permiten tener tranquilidad económica, tu hija se verá afectada cuando no puedas cubrir sus necesidades básicas de alimentación, entretenimiento, vestimenta y estudio. Todas estas cosas se terminarán descuidando a falta de la implementación de una buena estrategia. La estrategia es útil porque nos permite prever los posibles problemas tras la toma de cualquier decisión. Por lo tanto, resulta indispensable que, al momento de tener una intención de compra, de viaje, de trabajo o de celebración, se evalúen las consecuencias que ello puede acarrear. Si solo se tiene en cuenta la noble intención, no bastará. Se requiere de una buena planificación de las cosas, considerando los pro y los contra, además de asumir la parte emocional y cómo se va a sentir la hija porque no pueda tener una fiesta costosa. Probablemente, triste. Pero cómo se va a sentir la hija cuando tenga hambre, cuando no pueda ir a la universidad o cuando sus padres deben estar trabajando todo el día porque no tienen tiempo para estar con ella debido a las deudas. Posiblemente, se sentirá igualmente triste. Pero además, se sentirá decepcionada e incluso abandonada. La mejor solución para esto es anticiparse a las cosas. En caso de necesitar dinero para una fecha especial, se puede iniciar un ahorro. Y en caso de que ese ahorro no sea posible, se cuente con el diálogo en el hogar para dimensionar las consecuencias que puede tener cualquier decisión. Será más comprensible no tener dinero para una ocasión en específico que para comprar los alimentos necesarios cada mes o para cubrir el pago de los estudios soñados.
Consejo número 10: Comprende de dónde proceden tus ideas
Desde la individualidad que representa cada ser humano, es común imaginar que el proceso económico es propio y exclusivo de cada persona, teniendo en cuenta únicamente su visión personal del mundo. Sin embargo, el autor del texto propone una mirada más colectiva sobre nuestras formas de pensar y actuar respecto al dinero. Es decir, Carlos Davis postula que nuestras reflexiones financieras tienen un componente heredado debido a la influencia que ejercen sobre nosotros en los primeros años de vida. En pocas palabras, aprendemos, bien sea por imitación o por rechazo, a nuestros progenitores.
Esto significa que si un niño admira la forma en cómo sus padres actúan respecto al dinero, tratará de emular en su vida adulta los comportamientos que haya aprendido. Por otra parte, si los niños tienen rechazo emocional por la forma de pensar de sus mayores, buscarán hacer las cosas completamente distintas, tratando de que su realidad sea lo más diferente posible a la de ellos. Asimismo, habrá un tercer grupo que, aunque sientan rechazo, pensarán que esa es la única forma de actuar en la vida. Por ende, replicarán desde el dolor las malas prácticas que aprendan de los padres. Esto se traduce en que cada individuo tiene una interpretación personal del mundo, pero esta se construye a partir de las emociones que se despierten en el sujeto, teniendo en cuenta su sentir de aceptación o rechazo por sus parientes cercanos y su contexto. Por ende, ante una misma realidad, una persona puede ver solo problemas y la otra puede notar una gran oportunidad. Todo depende del enfoque que se le dé a las experiencias vividas. Dicho de otra manera, tener unos padres que gastan constantemente puede desencadenar hábitos de consumo tóxicos para los hijos, o también se puede generar en los hijos la necesidad de ahorrar y ser bastante mesurados con el dinero, entendiendo con esto que no quieren repetir el ciclo dañino que experimentaron con sus padres. Finalmente, esto nos lleva a entender que cada individuo decide cómo procesar la información heredada, si como una condena o como una llave para la liberación. Según el análisis de Carlos Davis, cada persona está en la capacidad de transformar la realidad que le rodea. Para hacerlo, se dispone de 7 recursos que están al alcance de cualquier persona. Según el texto, estos recursos son:
- La fuerza de tu determinación: entre más determinación pongas a un proyecto, más rápido podrás evidenciar los resultados.
- El tiempo: todos los seres humanos contamos exactamente con 24 horas diarias, 8 para dormir, 8 para trabajar y 8 para marcar la diferencia.
- La capacidad de aprender: todos podemos aprender nuevas cosas cada día. Internet facilita el acceso a cualquier información.
- Los contactos y las relaciones: por muy cerrado que sea nuestro círculo social, disponemos de personas que nos pueden ayudar a escalar de posiciones. Para ello, debemos valorar más sus conocimientos y sus experiencias.
- El pasado y nuestras circunstancias: este es uno de los recursos más valiosos y menos valorados por la mayoría de las personas. Ya que las experiencias previas pueden convertirse en el combustible para mantener la motivación.
- La capacidad de cambiar de actitud: cuántas veces no hemos visto que el cambio de actitud es suficiente para ver las cosas diferentes. Sin embargo, no es tan asequible. Muchos quieren perpetuar la actitud negativa ante el mundo y es por eso que no cambian sus resultados.
- El poder de cambiar tus pensamientos y emociones: cuando decides no dedicarle más energía a un resentimiento que te amarga, sueltas esa emoción haciendo más ligero el camino hacia tus metas. Para dejar de lado ese resentimiento que alberga en tu vida, tienes que tomar un poco de distancia respecto a tus recuerdos del pasado. El propósito de esta estrategia consiste en poner un freno a la negatividad que despiertan tus emociones primarias. Las emociones primarias son todas aquellas respuestas que predominan en tu mente cuando se rememora algún recuerdo, es decir todas las sensaciones negativas que contiene aparecen de forma automática, llevando a las personas a recordar siempre los eventos del pasado de la peor manera. Por ejemplo, si tu relación con tu pareja terminó, inmediatamente pensarás en las cosas que él o ella haya hecho mal. O también, si uno de tus negocios fracasó, pensarás inmediatamente en la negligencia de tus socios y en la deslealtad de la competencia. En pocas palabras, la historia que cuentas siempre está encabezada por el odio y el resentimiento. Todo lo que dices de tus experiencias parten del «yo», es decir, de tu sentir negativo hacia lo ocurrido y de la tristeza que te genera ser la víctima de la historia. Esto significa que siempre piensas en un papel principal, en donde los demás son los villanos y tú siempre eres el protagonista afectado, ese que en todo momento debe luchar porque los demás le tienen envidia y que jamás ha podido lograr sus metas porque otros se han interpuesto.
Esta es la emoción que la mayoría de las personas tienen al contar sus historias. De hecho, Carlos Davis lo menciona en su libro de esta manera: «En las historias que cuento, siempre resalto lo bueno que fui, como los demás me hicieron sufrir o me traicionaron y como yo no hice nada inapropiado o incorrecto. Por lo general, cuento las historias como si yo fuera una víctima de otros, de la vida, y como si no asumiera ninguna responsabilidad ante lo sucedido». De ahí que sea tan importante mirar las cosas desde un lugar más lejano al rechazo personal.
Piensa en todo lo que te haya generado tristeza, rabia o frustración, y evalúa desde afuera las circunstancias que marcaron ese momento. No solo cuentes tu historia desde el dolor personal, analiza el contexto, piensa en los sentimientos de los demás, clarifica si pudo o no ser de otra manera y añade factores psicológicos y creencias heredadas que pudieran haber estado presentes. De esta manera, podrás determinar las razones lógicas de lo que pudo pasar por encima de las justificaciones emocionales que siempre predominan en tu cabeza. Además, una vez logres salir de tu ensimismamiento, debes poner atención a los resultados positivos de esa experiencia. ¿Qué aprendiste? ¿Qué errores detectaste para no volverlos a cometer? ¿Qué oportunidades hay por delante de ese evento triste? Piensa más allá del dolor, transforma ese recuerdo en una oportunidad de crecimiento. Ten presente además que, en muchas ocasiones, hay responsabilidades compartidas. Si un negocio fracasó, piensa en los desaciertos que cometiste y determina qué ruta de mejora puedes implementar para que este tipo de experiencias no vuelvan a presentarse en los negocios del futuro. Según la reflexión final que hace Carlos Davis, todos tenemos muchas historias del pasado que nos han marcado y solo se trata de aceptarlas y dejarlas ir. ¿Qué opinión tienes acerca de estas enseñanzas del libro de Carlos Davis? ¿Cuáles son esas creencias del pasado que vas a transformar para tener mucho dinero? En pantalla te dejo un vídeo recomendado con los cuatro acuerdos para crear riquezas. Nos vemos en una próxima ocasión.