5 cosas que hubiera querido saber antes de los 30
Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que hay varias cosas que me habría gustado saber antes de los 30. Hoy te quiero compartir 5 de ellas, porque quizás te pueden ayudar a no cometer los mismos errores.
No esperar por un cambio
Si no me gusta lo que hago, no espero busco un cambio. No siempre uno puede dejar el trabajo de un día para el otro, ya sea porque necesitamos una fuente de ingresos para cubrir nuestros gastos, porque nos sentimos incapaces de conseguir algo mejor o porque no queremos perder las prestaciones por despido. Sin embargo, pasamos un tercio de nuestro día trabajando o más, y se podría decir que no es lo más sabio dedicarlo a algo que no nos gusta. Personalmente, tardé cuatro años en dejar mi primer empleo donde me sentía estresada y sin oportunidades de crecer laboralmente.
Ahora que lo pienso, debía hacerlo antes, pero era más joven para entonces y le tenía terror al cambio. Una vez que renuncié al primero, fue más fácil renunciar a otros que tampoco me gustaban, hasta que finalmente pude encontrar algo que disfruto hacer. Lo que aprendí fue que si quiero un cambio, no me quedo con los brazos cruzados esperando a que pase, lo busco activamente. Puedes empezar por actualizar tu currículum, adquirir una nueva habilidad, buscar trabajo por internet o emprender un negocio. No importa si es una pequeña acción, simplemente es algo.
Pagarme a mí misma primero
Desperdicié mucho dinero por no saber esto. Recuerdo que siempre decía: «Bueno, si me sobra este mes, entonces sí voy a ahorrar». El problema es que casi nunca me sobraba, siempre encontraba una tontería en qué gastar. Al final del mes, tenía ese sentimiento de culpa por no haber ahorrado o por depositar demasiado poco. Me prometí que el siguiente mes lo haría mejor, para después repetirse la misma historia. Tarde, pero aprendí que cada vez que recibo mis ganancias, lo primero que hago es ahorrar un cierto porcentaje para mí. Luego, tengo disponible el resto y soy libre de gastarlo como quiero.
La elección es simple: define un porcentaje, aunque sea muy pequeño, y aparta primero ese dinero para tu ahorro.
No dejar que el consumismo me defina
No me malentiendas, me siguen gustando las compras. Disfruto ir a las tiendas de vez en cuando, me emociono cuando llega ese paquete que ordené en línea. Pero ahora lo hago conscientemente, compro lo que necesito. Me he dado cuenta de que cuanto menos cosas poseo, más feliz soy. Esto es porque me da paz ver orden en la casa, porque no quiero depender de cosas. No quiero pegarme a lo material. Por lo tanto, no me importa si mis amigos han comprado ropa de marca, un nuevo celular o un nuevo carro. Me siento feliz por ellos, pero ya no está en mí esa necesidad de también querer tenerlo.
Gracias a ello, puedo permitirme comprar cosas de calidad en vez de cantidad. Define tus valores y gasta de acuerdo con ellos, no con los de los demás.
Rodearme de personas que aporten
A la mayoría nos gusta estar rodeado de personas, aunque a veces no sean las adecuadas. A mí me pasó: rodearme de personas que no aportaban nada bueno a mi vida. Pasábamos horas conversando, o más bien quejándonos de lo mal que era el empleo, lo mal que nos pagaban, lo mal que estaban los demás, esto y lo otro. En fin, conversaciones sin beneficio. Cuando te rodeas de personas sin ninguna aspiración en la vida, te terminas convirtiendo en uno de ellos.
Me hubiera gustado saber que lo importante no es tener un montón de amigos, sino aquellos que te motivan a seguir, que aportan algo bueno a tu vida, y a su vez, tú también aportas algo bueno a la de ellos.
Empieza cuanto antes
Cuanto más joven empieces, más fácil será, más rápido verás los resultados. Nunca es demasiado tarde para hacer un cambio, pero cuanto más joven uno empieza, mejor. Un joven tiene más tiempo, energía, deseos de aprender nuevas cosas y tomar riesgos. Y este último es importante, porque incluso si nos equivocamos, todavía tenemos tiempo para arreglarlo. Cuando somos mayores, también podemos hacerlo, pero es más difícil, ya que tenemos familia y más responsabilidades. Necesitamos el doble de esfuerzo de lo que necesitaríamos cuando estábamos jóvenes. Por ejemplo, cuando empezamos este canal, pasamos un año subiendo vídeos sin tener resultados.
Si comenzáramos ahora, sé que nos costaría aún más, una porque en YouTube es aún más difícil crecer, y otra porque ahora somos padres y tenemos menos tiempo. La lección aprendida es que necesito aprovechar el ahora y no pensar erróneamente que todavía tengo tiempo para no despertarme un día cuando ya sea demasiado tarde.
Confío en que estas cinco cosas te ayudarán a reflexionar y evitar algunos errores que yo he cometido. ¿Te identificas con alguno de ellos? Será un gusto leerte.
Si quieres conocer más sobre este tema, te invito a visitar nuestro sitio web. Aquí puedes descargar gratis tu primer audiolibro mediante nuestro enlace afiliado a Audiobook. Muchas gracias y hasta nuestro próximo artículo.
Saludos,